Racing Royalty: “The King”

Siempre un hombre de STP

El trato que cambió para siempre el panorama de los patrocinios en NASCAR® y que llevó a una de las carreras automovilísticas más famosas de la historia casi no ocurre porque dos hombres obstinados no se ponían de acuerdo sobre el esquema de colores.

Richard Petty ha estado asociado a STP® desde 1972 cuando lo abordó el presidente de STP® Andy Granatelli para proponerle que pusiera el logotipo de la compañía en su famoso auto de carreras N.º 43. Petty estaba buscando un patrocinador activamente y Granatelli llevaba tiempo buscando la manera de entrar a NASCAR® después de un éxito considerable en carreras open-wheel y carreras de aceleración.

Granatelli buscaba una cara conocida que representara el producto, y Petty, apodado el Rey, era perfecto, ya que se manejaba con la misma soltura bajo el capó y detrás del volante. Petty sabía lo que STP®, tanto el patrocinador como el producto, podía hacer por su equipo. “Granatelli ya había decidido que quería contratarnos”, explicó Petty. “Así que nos reunimos y dijo: ‘Este es el contrato, este es el trato: $250.000 por el patrocinio y queremos publicitarte por todo el país’”.

Al Rey le pareció bien. Entonces surgió el problema del esquema de la pintura.

“Hablamos con Granatelli y todo iba bien. Nos pusimos de acuerdo en un contrato y cuando nos estábamos yendo, él dijo: ‘Por cierto, la pintura del auto va a ser Rojo Day-Glo’, que son los colores de STP®. Yo dije: ‘De ninguna manera. El auto tiene que ser Azul Petty’. Me levanté para irme. Así de obstinado era yo. Y él también era bastante obstinado”. Petty sonríe al recordar el momento.

“Supongo que no fue muy inteligente de mi parte negarme”, dijo. “No teníamos nada, ningún patrocinador, y yo estaba rechazando $250.000”.

Finalmente, con más calma, Granatelli le sugirió a Petty que lo pensara durante la noche.

A la mañana siguiente, llegaron a un acuerdo y se crearon los icónicos autos de carreras Rojo Day-Glo y Azul Petty que el Rey, el piloto más popular del deporte desde mucho tiempo antes, que seguía siendo un favorito entre los espectadores como propietario y embajador de los coches de carreras, manejó durante el resto de su carrera. Fue un trato espectacular para STP® y Granatelli, que no había logrado entrar a NASCAR porque Pure Oil tenía un contrato exclusivo con la serie.

“Antes teníamos que interceptar a los pilotos aproximadamente a una milla de la pista y darles los productos STP® para que pudieran usarlos’’, comentó Granatelli. “Aunque nosotros no nos beneficiábamos, los pilotos sí lo hacían. Así los pilotos se fueron acostumbrando más a usar nuestros productos”.

El dinero de ese primer contrato también fue algo importante. El patrocinio de STP® le dio a Petty una ventaja competitiva.

“Los $250.000 nos dieron una ventaja sobre todos los demás, así que podíamos tener mejores equipos”, dijo Petty. “Así comenzó una revolución en la que se podía obtener dinero de afuera y que parte del presupuesto ya estuviera pagado antes de que empezara la temporada. Antes empezábamos y no teníamos presupuesto. Simplemente íbamos de una carrera a la siguiente y así. Había que trabajar bajo esas condiciones”.

Jim Hunter, ejecutivo de larga data de NASCAR®, dijo que la llegada de la relación STP®-Petty fue un momento clave en la historia del deporte.

“Petty tenía un contrato de por vida y STP® lo usó bien. Era una compañía de marketing y pusieron toda su publicidad en el automovilismo, en especial con el Rey”, dijo Hunter. “En mi opinión, ese fue el patrón de oro para los patrocinios en NASCAR”.

“STP® fue el primer patrocinador nacional en la carrera por la Copa”, comentó Petty. “Siempre teníamos el apoyo de las tiendas de abarrotes, del taller de alguien o de la concesionaria de otro, pero eso casi siempre se hacía a nivel local. Nadie tenía un trato a nivel nacional. Esa fue la primera vez que la carrera por la Copa llegó a todo el país. Una vez que STP® lo hizo, creo que lo siguió Purolator y luego muchos otros más”.

El Rey firmó un contrato de por vida, vigente mientras Petty manejara un auto de carreras. Pero el trato se extendió incluso más allá de su carrera automovilística, que finalizó en 1992, un patrocinio que duró más de 32 años.

Y que todavía no ha terminado.

“Todavía estamos asociados, no con un patrocinio sino con servicios personales. Desde 1972, Richard Petty es un hombre de STP® y supongo que siempre lo será”, concluyó el Rey con una sonrisa.